SÉDER DE PASCUA
Entender la fiesta de la Pascua.
Objetivos:
- Conmemorar el éxodo del pueblo judío de Egipto
- Aprender el significado espiritual del sacrificio de Jesús como el Cordero Pascual
- Experimentar un preludio a nuestra futura Cena del Cordero con Yeshua (Jesús)
¿Qué es la Pascua?
La Pascua es una celebración anual que Dios estableció para el pueblo judío con el propósito de conmemorar su liberación de la esclavitud en Egipto. Durante más de dos milenios, el tradicional Séder ha sido celebrado año tras año por la comunidad judía de todo el mundo.
La instrucción de Dios decía:
Y este día os será memorable y lo celebraréis como fiesta al Señor; lo celebraréis por todas vuestras generaciones como ordenanza perpetua. (Ex. 12:14 LBLA).
En el mes primero, el día catorce del mes, al anochecer, es la Pascua del Señor. (Lev. 23:5 LBLA).
La Pascua apunta a la venida del Mesías que vendría a liberar a la humanidad de la prisión espiritual y la opresión del enemigo de Dios. Como cristianos, reconocemos que Yeshua (Jesús) es el Mesías prometido que vino.
Celebramos el Seder de Pésaj para recordar el milagro de la libertad que Dios hizo por el Pueblo Judío, las prisiones espirituales de las que Dios nos ha liberado y la libertad de la separación eterna de Dios que recibimos a través de Yeshua el Mesías.
Nos hace bien transmitir este conocimiento y experiencia tangible de una generación a la siguiente.
¿Observó Jesús la Pascua?
Jesús celebró la Pascua con sus discípulos. Lo conocemos como “La Última Cena”.
Encontramos el relato en Lucas 22:15-20:
Intensamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que nunca más volveré a comerla hasta que se cumpla en el reino de Dios.
Y habiendo tomado una copa, después de haber dado gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que de ahora en adelante no beberé del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.
Y habiendo tomado pan, después de haber dado gracias, lo partió, y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De la misma manera tomó la copa después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros.
¿Qué tenía de especial “esta Pascua” que era diferente a las que Yeshua celebró en años pasados? (La respuesta se encuentra en los versículos 15-16).
¿Deberían los cristianos celebrar la Pascua?
¡Absolutamente! Todo creyente está invitado a celebrar las fiestas bíblicas. Cada fiesta demuestra la obra redentora de Yeshúa el Mesías. La Pascua no solo conmemora la liberación de los Hijos de Israel de Egipto, sino que también señala nuestra redención del pecado y la muerte a través del sacrificio de Yeshúa (Jesús), el Cordero Pascual del Nuevo Pacto. Como creyentes en Jesús injertados en el Olivo (Israel), tenemos la oportunidad de sentarnos a la mesa y participar de esta celebración.
Pablo, el apóstol de los gentiles, también instruyó a los creyentes a celebrar la Pascua:
Limpiad la levadura vieja para que seáis masa nueva, así como lo sois, sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. Por tanto, celebremos la fiesta no con la levadura vieja, ni con la levadura de malicia y maldad, sino con panes sin levadura de sinceridad y de verdad. (1 Cor. 5:7-8).
Celebrar la Pascua bíblica como creyentes gentiles nos ayuda a comprender a Jesús y las Escrituras en su contexto cultural judío, lo que enriquece nuestro caminar personal con el Señor. También amplía nuestra comprensión del sacrificio de Jesús de hacer de dos pueblos uno al injertarnos en el olivo (Ef. 2:11-22; 3:1-7; Rom. 11).
La celebración de la Pascua es parte de nuestra herencia espiritual.